domingo, 25 de setembro de 2011

Imprensa e Liberdade, o histórico desafio latino (e dos EUA, da Europa, da Àfrica, da Àsia, etc)


Abaixo, o texto de uma jornalista que vive na Guatemala. Ela relata a censura sofrida por uma colega veterana por escrever um artigo intitulado "Novamente um militar?" sobre a candidatura de Otto Perez Molina, general acusado de crimes de violação aos direitos humanos.


Nos quieren silenciar

Por - La Barones Rampante

La escritora y periodista Margarita Carrera ha sido la última víctima de una censura mediática en torno al genocidio que se perpetró en este país durante el conflicto armado y al turbio pasado del militar retirado Otto Pérez Molina, quien encabeza las encuestas como candidato del Partido Patriota (PP).

Carrera es la autora de la novela “En la Mirilla del Jaguar”, la cual narra la vida y obra del obispo Juan Gerardi, director de la Oficina de Derechos Humanos de la Oficina del Arzobispado (ODHA), quien fue asesinado en 1998 tras la publicación del informe “Guatemala Nunca Más”, el cual responsabilizó al Ejército y las PAC por la mayoría de las masacres cometidas durante la guerra.

El 22 de septiembre, Carrera publicó en Prensa Libre una columna de opinión titulada “¿Nuevamente un militar?” que le recuerda a sus lectores el papel que jugó Pérez Molina en el caso Gerardi: http://www.prensalibre.com/opinion/Nuevamente-militar_0_559144094.html
El texto se basa en fuentes sólidas y bien documentadas como el libro “¿Quién mató al obispo?” de Francisco Goldman.

Tras la publicación del artículo, recibió una llamada de Prensa Libre, informándole que el diario había decidido retirarle la columna que había publicado dos veces a la semana desde 1993, por haber infringido la política editorial de no publicar columnas a favor o en contra de los candidatos a la Presidencia.

Llama la atención el hecho de que el medio decidió publicar una columna que supuestamente infringía esa norma, para luego valerse de eso como excusa para despedir a la periodista.

“Me dijeron que era porque había tocado un tema tabú pero para mí no hay temas tabú porque soy una persona muy independiente y muy libre”, afirma Carrera.

Como atinadamente comentó un internauta en la página de Facebook “Queremos tanto a Margarita Carrera”, ella fue despedida “por salirse del guacal”.

Pero Prensa Libre no contaba con la ola de indignación que causaría la censura cobarde que se le impuso a una escritora de tan reconocida trayectoria como Carrera. Horas después de que se le notificó sobre su despido, circulaban en Internet mensajes de apoyo y solidaridad hacia la periodista y manifestaciones de repudio hacia el medio.

Mario Antonio Sandoval, subdirector de Prensa Libre, no tuvo más remedio que llegar a buscarla al Club Italiano, ofrecerle una disculpa y devolverle el espacio que ha ocupado en el medio desde 1993, consciente de lo irónico que resulta el hecho de que un diario cuyo ex director, Gonzalo Marroquín, presidía la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) haya censurado a una columnista.

El caso de Carrera evidencia una verdad innegable: la prensa escrita está haciendo una campaña abierta a favor de Pérez Molina, publicando encuestas manipuladas y notas que describen a un genocida como “un abuelo cariñoso”.

Al lector se le está vedando el derecho a informarse sobre el pasado tenebroso de alguien que podría ser el próximo presidente de Guatemala, y aquéllos que nos atrevemos a romper el silencio hemos sido objeto de represalias.

Las atrocidades que se cometieron durante el conflicto armado sembraron la semilla de los males que actualmente vive este país y por eso hoy, más que nunca, urge hablar de lo que sucedió para que los guatemaltecos conozcan su propia historia y jamás la repitan.

No dejemos que nos censuren. Hay que hablar aunque nos quemen en la hoguera por hacerlo.

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Breve resenha dessa obra aqui.
"La investigación que lleva acabo Francisco Goldman en este libro se lee como una autentica novela policíaca. En febrero del 2004 el muy “liberal” y conocido escritor Mario Vargas Llosa escribió un artículo en el periódico El País-apoyándose en el libro escrito por De la Grange y Rico ¿Quién mató al obispo?-y que entre otras cosas decía “para encubrir a los verdaderos culpables, sacrificar a inocentes, y entronizar una monumental distorsión de la verdad, operación de la que un puñado de bribonzuelos, oportunistas y policastros sacaron excelente provecho personal”. Pues bien, al final lo que demostró la justica, fue que todo lo anterior y mucho más, fue cierto, sólo que todos esos bribonzuelos y policastros no eran lo que Mario Vargas Llosa y de la Grange y Rico acusaban en su artículo y libro respectivamente, sino que fueron los servicios de inteligencia de Guatemala los encargados de perpetrar un “crimen de Estado”.

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